RELLENOS FACIALES
Con el envejecimiento se va perdiendo la elasticidad y la firmeza de la piel, se pierde volumen en labios y pómulos, se van marcando las arrugas del entrecejo, las de las patas de gallo, se profundizan los surcos nasogenianos y se marcan igualmente arrugas alrededor de los labios.
Una de las técnicas más utilizadas para tratar el volumen perdido de los labios, para proyectar los pómulos y el mentón, suavizar los surcos nasogenianos y las arrugas faciales, son las infiltraciones con rellenos faciales.
Este ácido es una sustancia presente en los tejidos de todos los seres vivos, su función es mantener la elasticidad de la piel y su hidratación aportando gran cantidad de agua a los tejidos. El relleno facial es un gel transparente compuesto por moléculas entrecruzadas entre sí, que inyectaremos en la dermis y en el tejido subcutáneo para restaurar defectos cutáneos, tanto congénitos como adquiridos.
Se ha utilizado desde 1996, actualmente son de origen biológico y no es necesario realizar test de alergia. Tras su inyección el relleno facial se integra en el tejido sin alterar las características propias de la piel. Con el tiempo es reabsorbido por nuestro organismo, quien lo degrada hasta hacerlo desaparecer en un tiempo variable. Los efectos beneficiosos en la piel son una mayor hidratación y un mayor volumen de la dermis.
Básicamente existen dos tipos de relleno facial el libre o no reticulado que está indicado para la hidratación de la piel. No produce un aumento de volumen, y es de más corta duración. Por otra parte el relleno facial reticulado tiene una mayor consistencia, es más denso y estable, rellena volúmenes y dura más tiempo en nuestro organismo.
Para mantener la corrección, con el tiempo será necesario repetir sesiones de voluminización con el ácido hialurónico.
La duración dependerá de varios factores entre ellos el área tratada, el tipo de piel, el estilo de vida, la exposición solar, el tabaquismo, así como la composición y marca del producto.
La anestesia será tópica o local.